¿Contestar siempre a una petición de tu cliente? A veces no es tan buena idea. Si quieres despertar el interés en tus servicios y productos acierta en el primero de tus pasos: no atiendas a una petición de oferta.

Los negocios son más exigentes que nunca. Nadie tiene realmente el tiempo suficiente como para perderlo con un vendedor que no está allí para crear valor. Si te ven como un “ladrón” de tiempo, si pasas el tiempo con el que ganar sintonía con tu cliente con tácticas en vez de centrándote en tu cliente ideal y su negocio, o si no posees la perspicacia del negocio para ayudar, entonces estás repeliendo a tus clientes ideales. Atraer a tu cliente ideal significa centrarse en ayudarles a obtener un mejor resultado.

Cuanto más capaz seas de ayudarles con las ideas, los bienes, los servicios, las soluciones, y una visión convincente y un plan para el futuro, más atractivo resultarás. Cuanto menos le proporciones la manera de ser valioso para su cliente ideal, más lo estarás lanzando lejos de ti y acercándolo los brazos comerciales de tu competencia. Si trabajas en el desarrollo de todos los atributos que requiere el éxito, así como en las habilidades que las ventas demandan, harás más fácil y probable que tu cliente ideal te encuentre irresistible. Simplemente no olvides todas las acciones que esto requiere, comenzando por cómo nos diferenciamos desde el mismo momento en el que nos invitan a responder a una petición de oferta. Imagina ese momento, allí está, delante tuya, la gran pila de papel que compone esa petición de oferta. Tanta promesa, y tan poca esperanza de ganarla.

Quieres pasar el tiempo respondiendo a las ciento y catorce preguntas, pero no estás seguro de que valga la pena de tu tiempo y ni de tu energía.

El peligro de la petición de oferta

Si respondes (o no) y quieres atraer la atención sobre tus productos y servicios, aquí están algunas de las razones por las que el proceso de solicitud de una oferta no es saludable y necesita de tu especial atención desde el principio.

Comoditización

El proceso de petición de oferta, independientemente de lo que se diga en sentido contrario, supone que todos los productos y servicios son productos básicos o deberían serlo. Supone que todos los productos y servicios son casi iguales, y que, a través de un puñado de preguntas realizadas a todos los posibles vendedores, los compradores pueden elegir lo mejor de entre un montón de ofertas similares. Reduce la diferenciación, incluso cuando pretenden interpelar la diferenciación.

Tratado los productos y servicios como un “commodity”, como un producto básico, la discusión se centra en el precio de venta. Nos hacen las mismas preguntas a todas las empresas competidoras. Nos solicitan el mismo formato de presentación. Cuando se hacen preguntas, todas las respuestas se comparten con todos los participantes a fin de mantener un mismo rasero. Luego, después de obligar a todos los participantes a meterse dentro de la misma caja, los compradores dicen algo así como “todos parecen (y son) exactamente iguales”. La última cosa que alguien realmente quiere o necesita es un mismo rasero. Como vendedor, quieres una ventaja. Como comprador, quieres un socio que te diferencie y que te merece y gana otorgándote una ventaja competitiva.

Descontando la creación de valor

El proceso de petición de oferta comete el error de descontar la parte más valiosa tanto del proceso de compra como del proceso de venta, el descubrimiento y la exploración de las necesidades.

El error cometido aquí es que, cuanto más dicen los compradores que no quieren una soflama de ventas, están exigiendo, sobre todas las cosas, un discurso de ventas. “Las relaciones no son sólo un beneficio para el vendedor. Son tan beneficiosos -o más- para el comprador” El proceso de petición de oferta hace preguntas a todas las empresas que compiten, mientras que casi no ofrece ninguna oportunidad para una comprensión real de las necesidades.

Puede haber algunas necesidades y requisitos escritos, pero las declaraciones escritas no proporcionan el tipo de comprensión que permite una iniciativa de cambio eficaz. La solicitud de oferta también incluye a muy pocas personas en el proceso. Las verdaderas partes interesadas, situadas en dos y tres niveles más profundos dentro de la organización, son donde reside el verdadero conocimiento de lo que una empresa necesita para forjar cambios a favor de su ventaja competitiva. El proceso descuenta en gran medida el poder de las relaciones en la creación y gestión del cambio y la producción de resultados, pero esas relaciones son lo esencial para engendrar resultados realmente.

Las relaciones no son sólo un beneficio para el vendedor. Son tan beneficiosos -o más- para el comprador.

Las relaciones crean confianza.

Las relaciones crean entendimiento. Las relaciones son las que engrasan la maquinaria, las que mueve los obstáculos, y las que elimina las limitaciones que impiden el cambio real y los mejores resultados que las solicitudes de oferta se supone tienen que mejorar. Si te estás planteando responder a esa petición de oferta, adelante, responde. Sólo asegúrate de que trabajas para superar un proceso de compra pobre, o te enfrentarás ante la competencia como un producto indiferenciado que se vende con las dos manos atadas a la espalda.

Publicado originalmente en: Createch540

Antonio Salas

Consultor de Dirección

Como experto en relaciones de empresa a empresa, las ideas y metodologías de Antonio se enfocan en entregar resultados medibles consistentemente con mayores ventas, crecimiento de ingresos, éxito del producto y lealtad del cliente. Sus aportaciones se centran en reformular lo que es «vender» y ayudar a aprender nuevas habilidades que fortalezcan la confianza, superen los miedos y los resultados instantáneos de los resultados finales.

Antonio proporciona asesoramiento y experiencia de mercado trabajando con los equipos directivos para evaluar las necesidades de datos, diseñar proyectos y proponer soluciones analíticas que brinden respuestas prácticas y de valor añadido a los clientes. Es conocido por no solo hablar sobre las estrategias, sino mostrarle a su cliente “exactamente» cómo usarlas.

por Antonio Salas Fuentevilla
Fundador de The Briefing Box

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